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Un descarnado retrato generacional contado a través de una serie de muertes que se producen en el pequeño e insignificante pueblo americano de Madison. Toda una generación, que se creía triunfadora de nacimiento, se ve obligada a enfrentarse a la certeza de que quizá su vida no vaya a ser como ellos esperan. Tan cruda como sensible, tan profunda como reflexiva, Los vivos y los muertos es de las novelas que no dejan indiferente a quien se adentra en ella.

La contundente incursión de Edmundo Paz Soldán en el terreno de la ficción especulativa y la distopía nos presenta una de las obras más destacadas del subgénero de lo que va de siglo XXI. Un futuro oscuro, una región tóxica y una batalla por la colonización de una zona indispensable para hacerse con el poder. Militares, refugiados, dioses y fanáticos se dan la mano en una obra que está llamada a ser considerada de las cumbres del género. 

Una de las primeras colecciones de cuentos del autor Edmundo Paz Soldán en la que empezamos a apreciar los temas estrella del autor a lo largo de su obra: el horror que subyace en lo cotidiano, la retorcida lógica de una realidad que nadie entiende, los finales explosivos y un gusto por la prosa preciosista y contundente que hacen de ella una colección inolvidable de historias.

Un hombre de noventa años se encuentra solo en una carretera nevada después de haber tenido un accidente en un paraje aislado. Tan solo consciente a ratos y en espera de que le rescaten, tiene visiones del amor de su vida, quien murió hace un tiempo. En el espacio que separa la realidad y la imaginación, recuerdan su vida juntos: cómo superaron el trauma de no poder tener hijos, debido a las heridas que él sufrió en la Segunda Guerra Mundial; cuando se convirtieron en coleccionistas de arte reconocidos; el dolor que supuso la muerte de ella?

Cada mes de abril, cuando el viento sopla desde el mar y se mezcla con el aroma de las lilas, Landon Carter recuerda su último año en el instituto Beaufort. Era 1958 y Landon ya había tenido una o dos novias. Juraba incluso, que ya se había enamorado. Desde luego, la última persona de la que se imaginó que lo haría era Jamie Sullivan, la hija del pastor baptista del pueblo.